¿Sabes qué es la resistencia a la insulina y el impacto del azúcar en tu cuerpo?

El azúcar y los carbohidratos son necesarios para nuestro cuerpo, pero su consumo en exceso puede llevar a complicaciones como la resistencia a la insulina.

31 de ene. de 20253 minutos de lectura
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Foto: Banco de imágenes

El azúcar y los carbohidratos son necesarios para nuestro cuerpo, ya que nos proporcionan energía para realizar nuestras actividades diarias. Incluso el cerebro se “alimenta” de glucosa. Sin embargo, su consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud y derivar en complicaciones metabólicas, como la resistencia a la insulina.

El consumo excesivo de azúcar puede provocar:

Picos de glucosa: Cuando ingerimos alimentos con alto contenido de azúcar o carbohidratos refinados (como refrescos, pasteles o pan blanco), la glucosa en sangre se eleva rápidamente. Para contrarrestarlo, el páncreas libera insulina, pero si estos picos son frecuentes, las células pueden volverse menos sensibles a esta hormona.

Inflamación: El exceso de azúcar en la dieta también está relacionado con un aumento de la inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica puede afectar el funcionamiento normal de las células.

Acumulación de grasa abdominal: El consumo excesivo de azúcar, especialmente de fructosa (presente en jarabes de maíz con alto contenido de fructosa), puede contribuir a la acumulación de grasa visceral, que se deposita alrededor de los órganos internos.

Efectos en la piel y el envejecimiento: El azúcar puede afectar la piel, haciéndola perder elasticidad y favoreciendo la aparición de arrugas y flacidez con el tiempo.

Alteraciones en el estado de ánimo: El azúcar provoca un aumento de dopamina, la hormona asociada al placer. Sin embargo, cuando los niveles de dopamina bajan, puedes sentirte más cansado o irritable.

El azúcar puede llegar a ser casi adictivo y, con el tiempo, el cuerpo comienza a pedir más, generando un círculo vicioso.

¿Qué es la resistencia a la insulina?

La resistencia a la insulina es una condición metabólica en la que las células del cuerpo dejan de responder adecuadamente a la insulina. Como resultado, el organismo necesita producir más insulina para conseguir el mismo efecto.

Esto puede llevar a niveles elevados de insulina en la sangre, un estado conocido como hiperinsulinemia, que generalmente no presenta síntomas. Con el tiempo, la resistencia a la insulina aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y otras complicaciones metabólicas.

Causas más comunes de la resistencia a la insulina:

  • Exposición prolongada a altos niveles de azúcar en sangre
  • Obesidad, especialmente la grasa abdominal
  • Estilo de vida sedentario
  • Dieta alta en carbohidratos refinados
  • Antecedentes familiares de diabetes
  • Tabaquismo
  • Trastornos hormonales
  • Uso de ciertos medicamentos, como esteroides y antipsicóticos

Consecuencias de la resistencia a la insulina

Si no se trata adecuadamente, la resistencia a la insulina puede derivar en varios problemas de salud:

Diabetes tipo 2: Es uno de los principales factores de riesgo. Al inicio, el páncreas produce más insulina para mantener los niveles de azúcar bajo control, pero eventualmente se agota, lo que lleva al desarrollo de esta enfermedad.

Enfermedades del corazón: Los niveles elevados de insulina en sangre están relacionados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, inflamación, presión arterial alta y un perfil de lípidos desfavorable.

Síndrome metabólico: Este conjunto de condiciones incluye presión arterial alta, niveles elevados de azúcar en sangre, acumulación de grasa abdominal y alteraciones en los niveles de colesterol. El síndrome metabólico aumenta significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes.

¿Qué se puede hacer?

Para reducir la resistencia a la insulina y minimizar los efectos negativos del azúcar en el cuerpo, es clave hacer cambios en el estilo de vida:

  • Comer una dieta equilibrada: Optar por carbohidratos de bajo índice glucémico, como verduras, frutas, granos enteros y leguminosas, ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
  • Hacer ejercicio regularmente: La actividad física mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la grasa abdominal.
  • Reducir el azúcar añadido: Limitar el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, como refrescos, jugos procesados y postres, es esencial para una buena salud metabólica.
  • Controlar el peso: Mantener un peso saludable previene la acumulación de grasa visceral y mejora la respuesta del cuerpo a la insulina.

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