La hipertensión arterial, conocida comúnmente como "presión alta", es una enfermedad que puede causar complicaciones graves si no se trata.
8 de nov. de 2024 •
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La hipertensión arterial, comúnmente conocida como “presión alta”, es una enfermedad que se produce cuando la presión de la sangre en las arterias es demasiado alta de forma continua o sostenida, por lo que es un factor de riesgo cardiovascular frecuente y puede provocar complicaciones graves si no se trata.
Los niveles normales de presión arterial son iguales o menores a 120/80 mm Hg. Se considera alta cuando los niveles están entre 120–129/70 mm Hg, y se clasifica como hipertensión a partir de más de 130/más de 80 mm Hg.
Factores de riesgo
Existen dos tipos importantes de factores de riesgo: modificables y no modificables.
Entre los factores de riesgo modificables se encuentran: una alimentación inadecuada con un consumo excesivo de sal, dietas ricas en grasas saturadas y grasas trans, e ingesta insuficiente de frutas, verduras y fibra; inactividad física; consumo de tabaco y alcohol; y sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, los factores de riesgo no modificables incluyen: antecedentes familiares de hipertensión, edad superior a 65 años y la presencia de otras enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes o nefropatías.
Síntomas
La hipertensión arterial es conocida como "el asesino silencioso" porque no presenta síntomas claros. Sin embargo, cuando la presión arterial está demasiado alta, pueden aparecer los siguientes síntomas:
Dolor intenso de cabeza
Dolor en el pecho
Mareos o confusión
Dificultad para respirar
Náuseas y vómitos
Visión borrosa o cambios en la visión
Pitidos en los oídos
Hemorragia nasal
Complicaciones
Puede causar complicaciones graves en varios órganos, principalmente en el corazón, los riñones, los ojos y el cerebro. Entre las más comunes se encuentran:
Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular: Las arterias se engrosan y endurecen, lo que aumenta el riesgo de un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Insuficiencia cardíaca: El corazón trabaja más para bombear la sangre.
Enfermedad renal: Daña los riñones, lo que puede derivar en insuficiencia renal.
Problemas oculares: Provoca que los vasos sanguíneos de los ojos se engrosen, se estrechen o se rompan.
Demencia: Limita el flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede provocar demencia.
Recomendaciones nutricionales
Para las personas que ya viven con hipertensión, se recomienda:
Limitar el consumo de sodio en la alimentación; como regla general, no usar más de una cucharadita cafetera al ras al día.
Evitar alimentos precocinados, salsas o condimentos envasados (salsa Maggi, de soya, BBQ, Valentina).
No cocinar con caldo de pollo en polvo o en cubo.
Para darle más sabor a los alimentos, se puede cocinar con diferentes especias o hierbas, por ejemplo, laurel, perejil, cilantro, pimienta, albahaca o epazote.
Evitar alimentos enlatados.
Limitar el consumo de café a no más de tres tazas al día, ya que puede elevar la presión arterial.
Evitar productos empaquetados, como galletas, papas, pan dulce, margarina y manteca.
Consumir en mayor cantidad pollo, pescado y carnes magras; limitar el consumo de carne roja a dos veces por semana.
Realizar ejercicio físico cinco días a la semana; se recomienda comenzar caminando a un ritmo moderado e incrementar la actividad física progresivamente. No se recomiendan ejercicios de alta intensidad, con cargas pesadas, o ejercicios por encima de la cabeza o en la elíptica, ya que aumentan la presión en el tórax.
Suspender el consumo de cigarro y alcohol.
Realizar estudios de laboratorio cada 6 o 12 meses, según se establezca de manera individualizada.