¿Has probado las quesadillas de flor de calabaza?

La flor de calabaza, conocida científicamente como Cucurbita pepo, ha sido utilizada en la cocina mexicana desde tiempos prehispánicos. Originaria de América, era un alimento básico en la dieta de las antiguas civilizaciones como los aztecas y los mayas. Estos pueblos no solo aprovechaban el fruto de la calabaza, sino también sus flores, hojas y semillas, integrándolas en una variedad de platillos.

La flor de calabaza es altamente valorada en la gastronomía mexicana por su sabor delicado y su versatilidad. Se puede disfrutar en una amplia gama de platillos, como sopas, cremas, guisos, tamales, tortitas, ensaladas, pastas, pechugas rellenas, pescado y, por supuesto, las populares quesadillas. Uno de sus acompañamientos tradicionales es el epazote, una hierba aromática que realza su sabor y con la cual se crean combinaciones únicas y llenas de tradición.

Además de su uso culinario, la flor de calabaza es apreciada por sus beneficios para la salud. Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, este alimento es beneficioso para el crecimiento de los niños y para la salud visual. También posee propiedades medicinales que ayudan a combatir la osteoporosis, gripes, problemas urinarios y cardíacos, y es particularmente valiosa durante el embarazo por sus nutrientes que favorecen el desarrollo del bebé.

Así que, no solo es un ingrediente delicioso, sino también una fuente de nutrientes esenciales que ha sido parte de la cultura alimentaria de México por siglos.