El consumo de alcohol, aunque socialmente aceptado, no es saludable desde el punto de vista médico.
El consumo de alcohol está socialmente aceptado porque forma parte de la vida social y cultural, y está presente en muchas celebraciones. Sin embargo, las bebidas alcohólicas contienen etanol, una sustancia psicoactiva y tóxica cuyas propiedades pueden generar dependencia.
Desde una perspectiva de salud, ninguna bebida alcohólica puede considerarse realmente saludable.
¿Qué efectos tiene en el cuerpo?
Beber alcohol, especialmente de forma frecuente o en grandes cantidades, puede causar una variedad de problemas. Afecta directamente al hígado, al sistema nervioso, al corazón y al cerebro, y aumenta el riesgo de enfermedades como:
Aunque a veces se cree que el alcohol ayuda a “relajarse”, en realidad es un depresor del sistema nervioso central. Su uso frecuente se ha relacionado con trastornos de ansiedad, agresividad y problemas de sueño.
¿Hay bebidas “más sanas”?
Otra idea común es pensar que ciertos tipos de alcohol son “mejores” o “más naturales”. Por ejemplo:
En conclusión, no existe un alcohol “saludable”. Puede haber bebidas “menos dañinas” si se consumen con conciencia y de forma muy ocasional, pero los beneficios nunca superan los riesgos si el consumo se vuelve habitual.
¿Quiénes deberían evitar el alcohol por completo?
Hay ciertos grupos que no deberían consumir alcohol bajo ninguna circunstancia: personas embarazadas o que podrían estarlo, menores de edad, personas en tratamiento por alcoholismo, quienes toman medicamentos que interactúan con el alcohol o quienes padecen enfermedades del hígado, páncreas, corazón o sistema nervioso.
¿Se recomienda consumir alcohol?
La respuesta es no. No se recomienda su consumo habitual ni frecuente, ya que no es una bebida esencial para la salud ni para el bienestar. Además, no aporta beneficios reales.
No mejora la digestión, no protege al corazón ni fortalece el sistema nervioso. Y aunque esté socialmente normalizado, el alcohol no es una herramienta para manejar el estrés ni una forma de autocuidado. Al contrario: cuando se consume con frecuencia o sin conciencia, termina quitando más de lo que aporta.
Si se elige tomar, que sea desde una decisión informada, no por costumbre ni por presión social. Idealmente, que sea un consumo ocasional, acompañado de comida, con buena hidratación y en momentos en los que no afecte tu juicio, emociones o salud.
Para más información, consulta las redes de nuestra nutrióloga de cabecera, Ximena Francia:
También te puede interesar: