Diableros: una tradición en movimiento de los mercados

Los diableros, sin duda, mantienen viva una tradición que conecta el pasado con el presente.

20 de ago. de 20242 minutos de lectura
Foto: Redes Sociales

En el bullicioso mundo de los mercados, donde el ir y venir es constante, una figura esencial se destaca entre la multitud: el diablero. Estos carretilleros, que recorren los pasillos a toda velocidad con su carga, no son solo trabajadores; son portadores de una tradición que data de tiempos prehispánicos.

También conocidos en tiempos antiguos como tamemes, proveniente del nahuatl, los diableros tienen un rol que ha evolucionado pero que sigue siendo fundamental. 

En la época prehispánica, los tamemes transportaban tanto mercancías como personas. Actualmente, el nombre ha cambiado a diableros, probablemente en referencia al "diablito de carga", la herramienta esencial en su oficio.

Son capaces de cargar hasta media tonelada de peso, desafiando la gravedad y el desgaste físico en cada jornada. Para disminuir el riesgo de lesiones, muchos diableros utilizan fajas que les ayudan a soportar el peso y proteger su salud.

Foto: ALM

El horario de trabajo de los diableros no es fijo; ellos mismos eligen los turnos que más les convienen. Sin embargo, es común verlos desde muy temprano, alrededor de las cinco de la mañana, ya en plena actividad. A pesar de la flexibilidad en sus horarios, su presencia es constante y esencial para el funcionamiento del mercado.

A pesar de la carga física y el riesgo para su salud, los diableros continúan siendo una parte fundamental y tradicional de los mercados. Su labor es una mezcla de resistencia, habilidad y dedicación, y sin ellos, el movimiento y la fluidez de los mercados serían impensables. 

Los diableros, sin duda,  mantienen viva una tradición que conecta el pasado con el presente, mostrando la importancia de su trabajo en la vida diaria de un mercado.


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