Día Mundial del Cáncer de Mama: detección temprana, nutrición y prevención
Cada 19 de octubre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Mama, una fecha para concienciar sobre la importancia de la detección temprana, el diagnóstico oportuno y el acompañamiento integral.
17 de oct. de 2025 •
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Foto: Cáncer de Mama
Cada 19 de octubre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Mama, una fecha dedicada a crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana, el diagnóstico oportuno y el acompañamiento integral a las mujeres que viven o han vivido con esta enfermedad.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en mujeres a nivel mundial. En México, las mujeres son diagnosticadas a una edad promedio de 52 años, significativamente más temprana que en otros países, y entre el 60% y 70% de los casos se detectan en etapas avanzadas.
Aunque los avances médicos han mejorado el pronóstico y la supervivencia, la detección temprana sigue siendo la herramienta más poderosa para salvar vidas. Las revisiones periódicas, la autoexploración y los estudios de imagen (como la mastografía o el ultrasonido mamario) son esenciales a partir de los 40 años, o antes si existen antecedentes familiares.
Pruebas de detección temprana
Se recomienda realizar las siguientes pruebas de forma anual o según indicación médica:
Autoexploración mamaria: herramienta importante para identificar cualquier cambio en las mamas. Se recomienda realizarla una vez al mes, idealmente de 5 a 7 días después del inicio del periodo menstrual, cuando las mamas están menos sensibles. En mujeres postmenopáusicas, se sugiere elegir un mismo día de cada mes (por ejemplo, el primer domingo).
Mastografía: principal herramienta para la detección temprana del cáncer de mama. Está indicada en mujeres de 40 a 69 años y permite identificar cáncer en etapas iniciales, incluso antes de que los síntomas sean visibles o palpables.
Ultrasonido mamario: estudio complementario a la mastografía, especialmente útil en mujeres jóvenes o con tejido mamario denso.
Nutrición y prevención
La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo del cáncer de mama. Sin embargo, también influyen otros hábitos:
Alimentación alta en calorías, azúcares refinados y grasas saturadas.
Bajo consumo de frutas y verduras.
Sedentarismo o falta de ejercicio.
Consumo de alcohol o tabaco.
La alimentación juega un papel clave tanto en la prevención como en el acompañamiento durante el tratamiento. Una dieta equilibrada ayuda a modular la inflamación, fortalecer el sistema inmunológico y mantener un peso saludable, factores que influyen directamente en el riesgo y la evolución de la enfermedad.
Recomendaciones nutricionales específicas
Control del peso corporal
Mantener un IMC entre 20 y 25 kg/m² reduce el riesgo de recurrencia y mejora el pronóstico.
El exceso de grasa corporal, sobre todo abdominal, puede elevar los niveles de estrógenos y de marcadores inflamatorios.
Priorizar una alimentación antiinflamatoria
Base vegetal: frutas, verduras, legumbres, granos integrales y semillas.
Incluir de 3 a 5 porciones de verduras al día y de 2 a 3 porciones de fruta.
Usar especias antiinflamatorias como cúrcuma, jengibre, canela y ajo fresco.
Evitar alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y harinas refinadas.
Elegir grasas saludables
Aumentar el consumo de omega 3 (salmón, sardina, atún, chía, linaza).
Limitar las grasas saturadas (carnes rojas, embutidos, mantequilla) y eliminar las grasas trans (productos fritos o industrializados).
Usar aceite de oliva extra virgen como grasa principal.
Modular la respuesta hormonal
Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra (25–35 g/día): avena, legumbres, linaza molida, verduras y frutas con cáscara.
Incluir soya natural y orgánica o fermentada (tofu, tempeh, leche de soya sin azúcar) de forma moderada; sus fitoestrógenos pueden tener un efecto protector en mujeres postmenopáusicas.
Evitar el alcohol, incluso en pequeñas cantidades, ya que altera el metabolismo del estrógeno.
Recomendaciones generales para la prevención
Realizar autoexploración mamaria mensual, idealmente una semana después del periodo menstrual.
Acudir a revisiones médicas y realizar mastografía a partir de los 40 años (o antes si hay antecedentes familiares).
Priorizar el descanso y el manejo del estrés, ya que el exceso de cortisol altera el equilibrio hormonal.
Mantener una alimentación natural y equilibrada.
Hacer ejercicio diario: caminar, nadar, bailar o realizar cualquier actividad que se disfrute.
Evitar el tabaco, el alcohol y la exposición a sustancias químicas (parabenos, plásticos).
Para más información, consulta las redes de nuestra nutrióloga de cabecera, Ximena Francia: