California está experimentando la ola de COVID-19 más fuerte desde 2022, impulsada por una mutación inusual y altamente contagiosa del virus conocida como KP.3.1.1. Esta variante ha contribuido a un aumento significativo de casos, hospitalizaciones y visitas a salas de emergencia, superando incluso los picos de veranos
California está experimentando la ola de COVID-19 más fuerte desde 2022, impulsada por una mutación inusual y altamente contagiosa del virus conocida como KP.3.1.1. Esta variante ha contribuido a un aumento significativo de casos, hospitalizaciones y visitas a salas de emergencia, superando incluso los picos de veranos anteriores.
Los expertos señalan que varios factores han agravado la situación. Las olas de calor extremo y el humo de los incendios forestales han obligado a la población a permanecer en interiores, facilitando la propagación del virus. Además, muchos californianos están lejos de su última vacuna o contacto con el virus, lo que los hace más vulnerables a esta nueva variante.
El impacto de esta ola ha sido evidente no solo en el aumento de los casos, sino también en las hospitalizaciones. Aunque las cifras aún no alcanzan los niveles de los últimos dos veranos, el aumento es significativo y preocupa a las autoridades. La Organización Mundial de la Salud ha expresado su preocupación por la propagación global de nuevas variantes, subrayando la necesidad de seguir monitoreando la situación.
En respuesta, los expertos recomiendan continuar con las pruebas, incluso si los síntomas son leves o se confunden con alergias. Un resultado negativo inicial no descarta la presencia del virus, por lo que se aconseja repetir la prueba varios días después de los primeros síntomas.